El debate se centró en la percepción de la existencia o no de una agenda cultural hegemónica y su influencia en la sociedad argentina. Lemoine argumentó que el marxismo cultural busca controlar la narrativa pública y limitar el discurso en los medios para manipular a la población. Tenembaum, por otro lado, defendió una visión más pluralista de la sociedad y desestimó la existencia de una conspiración marxista.
Ambos interlocutores expresaron posturas opuestas respecto a la ideología política, con Lemoine sugiriendo que Tenembaum era de centroizquierda yeste último negándolo. La discusión se extendió a la interpretación de la orientación política de partidos como el Pro y la UCR, con diferentes visiones sobre su ubicación en el espectro ideológico.
A pesar de las discrepancias, el intercambio concluyó en buenos términos, destacando la capacidad de ambos para debatir civilizadamente a pesar de sus diferencias. El debate refleja las divisiones ideológicas y políticas presentes en la sociedad argentina y la importancia de discutir y confrontar ideas de manera constructiva.