La polémica no tardó en aparecer cuando, hacia el final del encuentro, un reclamo de penal por parte de Independiente no fue considerado por el árbitro Nazareno Arasa, lo que generó un clima de inconformidad no solo en los jugadores sino también entre los seguidores del equipo. Esta decisión ha sido objeto de amplias discusiones postpartido, añadiendo un capítulo más a las ya frecuentes controversias arbitrales en el fútbol argentino.
La tensión se incrementó aún más con la expulsión de Iván Marcone de Independiente, tras una falta que detuvo un avance significativo de River Plate. Este momento fue crucial, ya que no solo redujo a Independiente a diez jugadores sino que también simbolizó el esfuerzo y la entrega de ambos equipos en busca de la victoria. A pesar de los esfuerzos, el marcador no se movió, sellando el empate.
El resultado de este partido tiene implicaciones importantes para ambos equipos en su lucha por clasificar a los cuartos de final de la Copa de la Liga. River Plate, bajo la dirección técnica de Martín Demichelis, y con un equipo que ha mostrado altibajos a lo largo de la temporada, logra mantenerse en la pelea, aunque dejando en evidencia ciertas debilidades que deberán ser atendidas.
Por otro lado, Independiente, liderado por Carlos Tevez, ha demostrado ser un contendiente fuerte, capaz de enfrentarse a equipos de alto calibre. Sin embargo, este empate también les deja un sabor agridulce, especialmente por las decisiones arbitrales que, a su parecer, podrían haberles costado la victoria.
Este partido no solo fue un enfrentamiento en el campo de juego, sino que también reflejó las pasiones, la historia y la rivalidad que caracterizan al fútbol argentino. A medida que ambos equipos continúan su camino en la Copa de la Liga, este clásico será recordado no solo por el resultado sino también por la intensidad y la controversia que lo rodearon, elementos que, sin duda, forman parte del alma del fútbol.