Estas filtraciones revelaron tensiones internas en el club y plantearon dudas sobre el futuro de Pérez, quien ya estaba considerando no renovar su contrato, a pesar de una oferta de extensión desde abril. La situación se volvió más compleja con la llegada de rumores sobre posibles fichajes que podrían reemplazarlo, lo que reafirmó su decisión de partir.
A pesar de haber sido un pilar para Demichelis al inicio de su mandato, Pérez optó por el silencio público pero dejó entrever su descontento con algunas declaraciones elocuentes. Finalmente, Pérez se despidió del club con gratitud hacia Gallardo, D’Onofrio y los aficionados, eligiendo marcharse con buenos recuerdos.
La ausencia de Pérez sigue siendo notable en River, tanto en el campo como en el vestuario, donde su dorsal 24 permanece sin un sucesor inmediato. Su partida también ha generado cierta división entre los aficionados, algunos de los cuales lo ven como un símbolo de resistencia contra el actual cuerpo técnico.
En resumen, la relación entre Demichelis y Pérez en River ha pasado por un proceso de deterioro debido a tensiones internas y filtraciones, culminando en la partida del jugador, que deja un vacío tanto en lo deportivo como en lo emocional para el club y sus seguidores.