El llamado del Papa se produjo después de dos años de conflicto en Ucrania, en los que el país ha enfrentado dificultades para repeler las fuerzas rusas. Francisco enfatizó la importancia de la diplomacia y la valentía para buscar la paz a través de la negociación.
Sin embargo, la respuesta de Ucrania fue firme, rechazando la idea de negociar con Rusia y recordando las lecciones del pasado sobre la imposibilidad de negociar con regímenes agresivos. El presidente ucraniano y otros líderes del país reafirmaron su compromiso de resistir y proteger la soberanía nacional.
La postura de la Santa Sede sobre las declaraciones del Papa fue aclarada posteriormente, destacando que el llamado a la negociación no implicaba una rendición, sino la búsqueda de una solución pacífica y duradera al conflicto.
Estas declaraciones y respuestas se dan en un contexto de tensión creciente en Europa Oriental, con el riesgo de una escalada del conflicto que podría tener consecuencias devastadoras. El Vaticano, a través de su misión de paz, busca detener esta escalada y promover una solución pacífica al conflicto en Ucrania.
La comunidad internacional sigue atenta a los desarrollos en la región, con la esperanza de que se encuentre una solución diplomática que evite una mayor escalada de violencia y proteja la seguridad y estabilidad en Europa Oriental.