Barnett, de 62 años, había sido gerente de calidad en la planta de North Charleston de Boeing, donde se fabricaba el 787 Dreamliner. Durante su testimonio, denunció la instalación de piezas de baja calidad y problemas en los sistemas de oxígeno de emergencia, poniendo en riesgo la seguridad de los aviones.
A pesar de las afirmaciones de Barnett, Boeing negó las acusaciones. Sin embargo, una revisión de la Administración Federal de Aviación en 2017 confirmó algunas de las preocupaciones planteadas por el ex-empleado. Se encontraron piezas defectuosas y se ordenaron medidas correctivas a la empresa.
Tras su jubilación, Barnett inició acciones legales contra Boeing, acusándola de perjudicar su reputación y obstaculizar su carrera debido a sus denuncias. Su muerte ocurrió mientras estaba en Charleston para ser interrogado en relación con el caso.
Boeing expresó su pesar por la muerte de Barnett y destacó que su fallecimiento se produce en un momento de escrutinio sobre los estándares de producción en la compañía y su proveedor clave, Spirit Aerosystems.
El incidente pone de relieve los desafíos en la industria aeronáutica en cuanto a la calidad y seguridad de los aviones, así como las tensiones entre los empleados y las empresas sobre la denuncia de irregularidades. La investigación sobre la muerte de Barnett aún está en curso, dejando preguntas sin respuesta sobre las circunstancias exactas del trágico suceso.
2. seguridad aeronáutica
3. calidad de producción
4. denuncias laborales
5. investigación judicial]