La Comisión Central Electoral de Rusia informó que Putin obtuvo un récord del 87.97% de los votos, marcando un aumento significativo en comparación con los resultados anteriores. La elección se llevó a cabo en medio de una dura represión y un contexto de tensión internacional debido a la prolongada ofensiva en Ucrania, que ha resultado en un gran número de víctimas.
A pesar de las críticas y las denuncias de irregularidades, el Kremlin ha presentado estas elecciones como una oportunidad para que los rusos expresen su apoyo a las políticas de Putin, especialmente en relación con la situación en Ucrania. Sin embargo, tanto el presidente ucraniano como otros líderes internacionales han cuestionado la legitimidad de estos comicios, calificándolos de no libres ni justos.
Las protestas de la oposición, aunque en calma, han sido duramente reprimidas, con al menos 74 detenciones registradas por diversas formas de manifestación. La figura prominente de la oposición, Alexei Navalny, fue recientemente fallecida en circunstancias controvertidas, lo que ha aumentado la tensión política en el país.
En resumen, las elecciones presidenciales en Rusia han reafirmado el poder de Vladimir Putin, pero también han suscitado críticas y preocupaciones sobre la democracia y los derechos civiles en el país. La falta de competencia política real y las restricciones a la libertad de expresión continúan siendo temas destacados en el panorama político ruso.