Estas protestas, que comenzaron en las zonas más humildes de la ciudad, han sido lideradas por obreros y desocupados, la mayoría afrodescendientes. A pesar de décadas de construcción del socialismo, este sector continúa siendo relegado, y los principales barrios obreros están mayormente compuestos por afrodescendientes. Se enfrentan a la discriminación racial, siendo calificados de vagos por los blancos racistas.
Las protestas son espontáneas y carecen de orientación política específica. No han sido organizadas por ninguna organización opositora cubana, y recuerdan a las protestas anteriores, como las del 11 de julio de 2021. Aunque en otros países del llamado Campo Socialista del Este Europeo las protestas contra la burocracia llevaron a la restauración capitalista, aquí la falta de una conducción revolucionaria plantea desafíos para el movimiento.
La burocracia cubana parece estar encaminada hacia la restauración capitalista, lo que se refleja en los recortes y en la pérdida de legitimidad. La respuesta del presidente cubano a las protestas ha sido ordenar a los cuadros del PCC que convenzan a las bases sobre la necesidad de los recortes. Sin embargo, la situación sigue siendo tensa y las demandas de los manifestantes persisten.
Los manifestantes se dirigieron a la sede del PCC en busca de respuestas, mientras que los representantes del gobierno intentaban calmar la situación desde el techo. Poco después, se restableció el suministro eléctrico y comenzó la venta de alimentos en la ciudad. Santiago, donde comenzó la revolución cubana, podría convertirse nuevamente en el motor de una revolución socialista definitiva.