Diego Pérez, ingeniero agrónomo y asesor CREA, explicó en una entrevista para el programa “Aire de Campo” de radio Perfil que la presencia de la enfermedad ha obligado a replantear los planes de siembra para la próxima campaña. Mientras que el maíz temprano podría ser una opción en algunas zonas afectadas, el maíz tardío ha sido sacado de la rotación al menos hasta septiembre y octubre. Esta decisión está sujeta a la evolución de la chicharrita durante el invierno, ya que si persiste la presencia de la plaga, será necesario descartar la siembra debido al alto riesgo de afectación.
Según la última estimación de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se espera una producción de maíz de 54 millones de toneladas en lugar de los 56,5 millones inicialmente previstos. Este recorte se atribuye principalmente a la enfermedad Spiroplasma kunkelii, transmitida por la chicharrita, así como a las condiciones climáticas adversas experimentadas durante la temporada.
La chicharrita, que es común en el norte argentino, Brasil y Paraguay, se ha convertido en una preocupación para los productores debido a su capacidad para transmitir tres virus diferentes al maíz. Su rápida proliferación y alta tasa de reproducción han generado una situación complicada en el sector maicero, con pérdidas significativas en la producción y rendimientos mucho menores de lo esperado.
Los controles para combatir la plaga incluyen medidas integrales que van desde el uso de materiales genéticos resistentes hasta aplicaciones sucesivas en los campos. Sin embargo, los expertos advierten que la situación es desafiante y que se requiere un esfuerzo conjunto de los productores y autoridades para mitigar el impacto de esta enfermedad en el sector agrícola.