La firma de la carta de cooperación bilateral representa el inicio de un proceso largo que requerirá un significativo esfuerzo financiero por parte del estado argentino. Se estima que la operación involucrará cientos de millones de dólares para cubrir no solo el costo de las aeronaves, sino también sistemas de armas, servicios, repuestos y capacitación de pilotos. Esta iniciativa busca saldar una deuda histórica en la modernización de las Fuerzas Armadas, enmarcada en una perspectiva defensiva y orientada a fortalecer la seguridad nacional.
El respaldo del Congreso de Estados Unidos ha sido fundamental para que Argentina pueda concretar la compra de estas aeronaves, que fueron remodeladas y están listas para su utilización. La ausencia de componentes británicos en los aviones permitió sortear el veto impuesto por el Reino Unido después de la guerra de Malvinas. Este acuerdo refuerza la cooperación militar entre Argentina y Estados Unidos, destacando el papel de esta última como potencia militar global.
La reunión entre los ministros de Defensa precedió a la visita de la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, señalando la importancia estratégica de las relaciones bilaterales. La firma del contrato por los aviones F-16, prevista para abril en Copenhague, consolidará la elección de Argentina por los aviones estadounidenses sobre otras opciones consideradas. Este paso marca un hito en la modernización de la defensa nacional y en la relación estratégica entre ambos países.