Durante el primer semestre del 2023, se observó un crecimiento significativo tanto en la incidencia de la pobreza como en la de la indigencia, con aumentos de 2,2 y 1,9 puntos porcentuales respectivamente, tanto en hogares como en personas. A nivel regional, esta tendencia fue generalizada, afectando a todos los aglomerados urbanos, con millones de hogares y personas por debajo de los umbrales de pobreza e indigencia.
El incremento de la pobreza contrasta con datos económicos aparentemente positivos, como el aumento del ingreso total familiar en un 69%. Sin embargo, este aumento no fue suficiente para contrarrestar el impacto de la inflación galopante, que triplicó su tasa en el último año de gobierno, alcanzando un alarmante 211,4%.
A pesar de los esfuerzos gubernamentales, que incluyeron controles de precios, aumentos en los planes sociales y moratorias jubilatorias, el empobrecimiento de la población persistió. Incluso la emisión de moneda para estimular el consumo no logró revertir esta tendencia preocupante. En este contexto, la situación de los niños también es alarmante, con un 58,4% de aquellos de 0 a 14 años viviendo en la pobreza, lo que representa cerca de 6,5 millones de niños en todo el país.
El desafío para las autoridades es claro: encontrar soluciones efectivas y sostenibles para combatir la pobreza y la indigencia, y garantizar un futuro más próspero para todos los argentinos.