En el sur de Tucumán, se ha observado un aumento significativo de casos de achaparramiento de maíz en los últimos días, indicando una situación crítica debido a la rápida propagación de la enfermedad. A pesar de los esfuerzos por controlar su vector, Dalbulus maidis, la lucha ha sido prácticamente en vano, lo que ha llevado a pérdidas considerables en los rendimientos de los cultivos desde la primavera pasada.
Los primeros indicios de la presencia de esta devastadora plaga se han detectado en varias áreas de la región, como La Cocha, Graneros en el sur tucumano, el departamento Santa Rosa en Catamarca y la región de Guasayán en Santiago del Estero. Aunque las poblaciones masivas de chicharritas se han expandido recientemente en algunas zonas de la provincia, hasta el momento su incidencia ha sido baja.
Según expertos como Augusto Casmuz, la chicharrita representa una amenaza persistente en la región norte del país desde hace décadas, transmitiendo enfermedades como Spiroplasma y Fitoplasma, que afectan el floema de la planta y pueden causar pérdidas de hasta el 100% en la productividad del maíz. Aunque se han observado esfuerzos para controlar la plaga en otros países, aún no se cuentan con insecticidas específicos para su control en Argentina.
En resumen, la propagación de la plaga de la chicharrita en Tucumán representa un desafío significativo para la seguridad alimentaria del país, así como una amenaza económica para los agricultores que enfrentan pérdidas millonarias debido a esta situación.