El pontífice, preocupado por la escalada de hostilidades, nombró a un cardenal para mediar en asuntos humanitarios y urgió por la liberación de rehenes en Gaza. Asimismo, conmovido por el sufrimiento de la población civil, rogó por el cese de la violencia y la protección de los más vulnerables, incluyendo a los niños afectados por conflictos prolongados.
Francisco también hizo referencia a otras zonas en crisis, como Siria, el Líbano y la región de los Balcanes Occidentales, abogando por la paz y la reconciliación. En un llamado a la solidaridad global, pidió consuelo para las víctimas del terrorismo y rezos por la paz en África, instando a combatir la sequía y el hambre.
El Papa no olvidó a los migrantes ni a aquellos en situación de vulnerabilidad económica, exhortando a encontrar esperanza y solidaridad. En un mensaje que trasciende fronteras, llamó a la comunidad internacional a trabajar unida por un mundo más justo y pacífico, donde se priorice el diálogo y la compasión sobre la violencia y el conflicto.