Los presuntos turistas no solo no abonan el alojamiento, sino que, según las denunciantes, también los amenazan y difaman en redes sociales. Esta situación genera un ambiente de inseguridad para los propietarios de los emprendimientos afectados. Incluso, Brenda recibió amenazas de muerte a través de WhatsApp luego de reclamar el pago. Estos casos ponen de manifiesto la necesidad de implementar medidas de seguridad y precaución por parte de los establecimientos hoteleros para evitar este tipo de situaciones.
Las denuncias formales realizadas por las propietarias de los establecimientos evidencian la gravedad de la situación y la importancia de tomar medidas legales para combatir este tipo de estafas. Además, resaltan la necesidad de concienciar a la comunidad sobre este problema y fomentar una cultura de respeto y honestidad en el ámbito turístico. Es fundamental que tanto autoridades como empresarios trabajen en conjunto para prevenir y sancionar este tipo de conductas fraudulentas que afectan la reputación y la seguridad en la industria turística local.