Irán, según señala la OEA, representa una amenaza global, como lo demuestran los antecedentes de ataques a Israel, incluyendo el atentado en la Embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 y el ataque contra la Asociación Mutual Israelita Argentina en 1994. La Secretaría General advierte sobre la irracionalidad bélica provocada por el fundamentalismo y el odio, canalizados de manera equivocada por Irán en términos políticos y religiosos.
La paz, según destaca la OEA, requiere que las naciones, los pueblos y las personas ejerzan su derecho a la legítima defensa como un imperativo ético y jurídico. En este contexto, el ataque iraní se produce en represalia a un incidente previo en Damasco, donde murieron siete miembros de la Guardia Revolucionaria iraní y seis ciudadanos sirios, además de la destrucción del edificio anexo a la embajada de Teherán.
Estados Unidos, Israel e Irán se encuentran en el centro de este conflicto, que amenaza con escalar a una guerra más amplia. La situación plantea desafíos tanto a nivel diplomático como militar, con repercusiones que podrían afectar la estabilidad no solo en Medio Oriente, sino también en otras regiones del mundo. La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de estos acontecimientos y busca encontrar soluciones que permitan evitar una escalada de violencia y promover la paz y la seguridad globales.