El collar satelital que se le colocó a Kunumí permite a los científicos obtener datos vitales sobre su comportamiento, desplazamientos y las áreas que frecuenta, lo cual es crucial para diseñar estrategias efectivas de conservación. La información recabada hasta ahora ha mostrado que Kunumí ha recorrido diversas áreas protegidas, y que incluso ha cruzado fronteras internacionales, lo que subraya la importancia de la cooperación entre países para la conservación de especies migratorias.
Este proyecto no solo busca seguir los movimientos de Kunumí, sino también entender mejor los patrones de comportamiento del yaguareté en general. Se han logrado avances significativos gracias a la colaboración entre distintas organizaciones de Argentina y Brasil, que comparten recursos y conocimientos para optimizar los esfuerzos de conservación. Estas organizaciones incluyen desde proyectos locales hasta ministerios de ecología, lo que demuestra un compromiso interinstitucional e internacional.
Las actividades de monitoreo son parte de un plan más amplio que también incluye educación ambiental y el desarrollo de actividades turísticas y de producción sustentable que sean compatibles con la conservación de la biodiversidad. El objetivo es mejorar la coexistencia entre las comunidades humanas y la vida silvestre, reduciendo conflictos y promoviendo un enfoque de conservación que beneficie tanto a las personas como al medio ambiente.
Finalmente, el caso de Kunumí resalta la necesidad de seguir invirtiendo en tecnología y cooperación para la conservación del yaguareté. A medida que esta especie continúa enfrentando amenazas como la pérdida de hábitat y la caza ilegal, iniciativas como esta son fundamentales para asegurar su supervivencia. Con cada dato recopilado y cada yaguareté monitoreado, se avanza un paso más hacia la comprensión y protección de estos majestuosos animales, emblemas de los ecosistemas sudamericanos.