El enfoque proteccionista de ambos países busca asegurar la independencia en la producción de insumos críticos y enfrentar las vulnerabilidades expuestas por la globalización y recientes crisis sanitarias. Esto redefine las cadenas de suministro globales y destaca la importancia de la soberanía tecnológica y económica.
La rivalidad se extiende al desarrollo tecnológico, donde China parece tomar la delantera en varios sectores críticos según análisis de instituciones de políticas estratégicas. Esto incluye avances en tecnologías como la inteligencia artificial y la biotecnología, donde la formación y captación de talentos se convierte en un componente crucial.
En este contexto, la política exterior y las alianzas internacionales juegan un papel clave. Mantener un enfoque multilateral y evitar alineamientos automáticos es esencial para países como Argentina, que busca balancear su inserción global sin comprometer su soberanía.