Este ajuste se atribuye a varias razones, incluyendo una mejora en la disponibilidad forrajera, que ha llevado a los productores a retener a los terneros para aumentar su peso antes de enviarlos a los corrales de engorde. Además, la situación se ve influida por las secuelas de una severa sequía el año pasado que aceleró la comercialización de los animales.
El Rosgan, el mercado ganadero de Rosario, señala que este es uno de los inicios de zafra más lentos en años recientes. A pesar de esto, hay un leve aumento en el porcentaje de animales que ingresan a los corrales de engorde, con un 22,4% de los terneros siendo destinados a este fin, lo cual es ligeramente superior al año anterior.
La disminución en el número de terneros no solo refleja un cambio en las estrategias de manejo por parte de los productores, sino que también tiene implicaciones más amplias para la industria, incluyendo una potencial escasez de carne y complicaciones para los frigoríficos que dependen de un suministro constante de animales.
Con estos cambios, el sector ganadero enfrenta un nuevo escenario que podría afectar tanto a la economía interna del campo como a los mercados de carne a nivel nacional e internacional, sugiriendo un ajuste significativo en las dinámicas de la industria ganadera.
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