La carrera electoral en Río Cuarto es particularmente competitiva este año, con tres candidatos principales destacándose: Guillermo de Rivas por el oficialismo, y Gonzalo Parodi junto a Adriana Nazario por la oposición. Nazario, en particular, ha causado un revuelo al postularse fuera de la estructura oficial del Partido Justicialista (PJ), lo que ha complicado aún más el panorama para Llaryora.
Además de la dinámica electoral local, Llaryora ha intentado posicionarse como un aliado del presidente Javier Milei, aunque hay escepticismo sobre la autenticidad de esta alianza. Este escepticismo está influenciado por sus interacciones con figuras políticas como el senador Luis Juez, lo que refleja la complejidad del entorno político en Córdoba.
La elección en Río Cuarto es vista como un barómetro crucial para medir la capacidad de liderazgo de Llaryora dentro del peronismo y su influencia en la política regional. Un resultado desfavorable podría tener repercusiones significativas para su carrera política y para el peronismo en la provincia.
Este contexto electoral no solo pone a prueba la fortaleza y la unidad del peronismo en Río Cuarto, sino que también podría definir las estrategias políticas futuras de Llaryora y su posicionamiento dentro del partido a nivel nacional. La situación destaca la importancia de las elecciones locales en la configuración del poder político regional y nacional en Argentina.