El gol de Andrada fue crucial en el partido y su acción posterior añadió un elemento humano al juego. Explicó que, aunque profesionalmente su objetivo es anotar y competir al máximo nivel, personalmente se sentía en conflicto al marcar contra un equipo que admira profundamente.
La reacción de los aficionados y medios fue mayoritariamente positiva, aplaudiendo la integridad y sinceridad de Andrada. Este tipo de deportividad es raro en el ambiente altamente competitivo del fútbol, lo que hizo que el momento fuera especialmente significativo.
Este incidente subraya cómo los jugadores pueden influir en la percepción del deporte a través de acciones que valoran el respeto y la admiración mutua por los equipos rivales. La historia de Andrada resonó especialmente entre los hinchas de Boca, quienes valoraron su gesto de humildad y respeto.
La acción de Andrada probablemente permanecerá en la memoria de los aficionados y jugadores por mucho tiempo, sirviendo como un recordatorio de que, más allá de la competencia, el fútbol es también una comunidad global unida por el amor al juego.