La expansión del área sembrada y de la producción de estos cereales se alinea con un entorno de precios internacionales favorables y recientes mejoras climáticas. Estos factores han rejuvenecido las perspectivas del sector agrícola, permitiendo un plan de siembra más ambicioso.
Además de las ganancias directas por exportaciones, se prevé un aumento en la recaudación impositiva y en el valor agregado de la cadena de producción de trigo y cebada. Este aporte adicional es crucial para el fisco en un contexto económico desafiante.
Las proyecciones también reflejan una recuperación del 15% en el volumen total de la cosecha comparado con estimaciones previas. Este repunte es vital para la economía dado que el sector agrícola representa una parte significativa del PIB argentino.
Sin embargo, persisten incertidumbres relacionadas con el clima futuro y el contexto económico global, que podrían afectar las proyecciones actuales. A pesar de estos desafíos, el inicio de la nueva campaña agrícola presenta una oportunidad para reforzar la estabilidad económica del país.
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