El acto de instalación, celebrado en la Casa Rosada, contó con la presencia de familiares y allegados políticos del expresidente, incluida su hija Zulemita Menem, quien se mostró emocionada y agradecida por el reconocimiento a su padre. Eduardo criticó la gestión anterior por su manejo arbitrario y resentido del patrimonio cultural y político, argumentando que este tipo de actitudes no solo perjudica la memoria histórica sino que también polariza innecesariamente el espectro político.
El evento también sirvió como plataforma para que el presidente Milei elogiara la figura de Carlos Menem, describiéndolo como uno de los mejores presidentes de la historia argentina. La colocación del busto, según Milei, no solo es un acto de justicia sino también un homenaje a las reformas significativas y a la estabilización económica que Menem logró durante su presidencia.
Finalmente, Eduardo Menem aprovechó la ocasión para reflexionar sobre la presidencia de su hermano, defendiéndolo de las acusaciones de corrupción y destacando sus esfuerzos por derrotar la hiperinflación y modernizar el estado argentino. En su discurso, enfatizó la importancia de recordar y honrar a los líderes políticos por sus logros, más allá de las controversias o críticas que puedan haber enfrentado.
En conclusión, la instalación del busto de Carlos Menem en la Casa Rosada marca un momento de reconciliación y reivindicación histórica, resaltando la compleja intersección entre la política, la memoria y la justicia simbólica en Argentina.
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