Los despidos se produjeron tras retrasos en los pagos salariales. Los trabajadores recibieron cartas de despido el miércoles pasado. Según Paola, una de las empleadas, la fábrica cerró el lunes sin previo aviso y los gerentes evitaron el contacto con los trabajadores el martes, llamando a la policía cuando estos se acercaron al lugar.
Los trabajadores sospechan que la empresa planeaba retirar maquinaria de la fábrica de forma encubierta. La toma de la fábrica se ha realizado de manera pacífica en busca de soluciones y atención a su situación laboral.
Este conflicto en Textilcom es una muestra más de los efectos devastadores de la crisis económica en el empleo y las condiciones laborales en Argentina, con numerosas empresas privadas recortando personal para mantenerse a flote.
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