El conflicto se intensificó tras la cancelación de actos oficiales por el 25 de mayo debido a las protestas. Diversas comunidades y sectores laborales, incluidos docentes, policías y trabajadores de salud, se han unido en las manifestaciones, reclamando mejoras salariales y condiciones laborales.
Los reclamos han llevado a bloqueos en varias rutas y a la suspensión de celebraciones patrias en la provincia. La situación ha causado tensiones dentro del gobierno provincial, que no ha logrado presentar soluciones concretas a los manifestantes.
El gobierno nacional ha declarado que el conflicto es una cuestión provincial, y ha evitado intervenir directamente. Esta postura ha dejado al gobernador Passalacqua en una situación complicada, sin apoyo significativo para resolver la crisis.
El impacto de las protestas ha sido amplio, afectando a numerosas localidades y sectores económicos en Misiones. La falta de diálogo y soluciones efectivas continúa alimentando el descontento social en la región.
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