Este declive se debe a varias razones, entre ellas la sequía y las políticas adversas para la producción ganadera a largo plazo. El stock bovino al 31 de diciembre pasado era de 2,33 millones de novillos, la cifra más baja desde que se llevan registros, según datos oficiales.
El informe también señala que la contribución del feedlot ha aumentado, representando el 30% de los novillos faenados en los primeros cuatro meses del año. Sin embargo, los pesos medios de faena han disminuido, indicando una falta de intensificación en los sistemas de invernadas pastoriles.
La falta de competitividad del novillo argentino es un problema persistente, exacerbado por las fluctuaciones del dólar. Esta situación desincentiva a los productores, quienes son reacios a retener su hacienda debido a los bajos precios y la incertidumbre económica.
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