Las autoridades palestinas han calificado el ataque como una grave agresión, instando a la comunidad internacional a intervenir y mediar en el conflicto. Las víctimas del ataque eran en su mayoría civiles que buscaban refugio y asistencia en el centro.
El gobierno israelí, por su parte, ha defendido sus acciones, alegando que el ataque fue dirigido contra militantes que utilizaban el centro como base operativa. Este tipo de justificaciones ha sido recurrente en el marco de los continuos enfrentamientos entre ambas partes.
Organizaciones humanitarias han expresado su preocupación por el creciente número de bajas civiles y la destrucción de infraestructuras esenciales en Gaza. Llaman a un cese inmediato de las hostilidades y a la apertura de corredores humanitarios.
Este evento subraya la urgencia de encontrar una solución pacífica y duradera al conflicto israelo-palestino, que continúa cobrando vidas y afectando la vida cotidiana de miles de personas en la región.