Los bootcamps, conocidos por su formación intensiva y de corto plazo, han sido cruciales para preparar a desarrolladores de software, científicos de datos, ingenieros DevOps, especialistas en seguridad informática y diseñadores UX/UI. Esta formación práctica y focalizada en las necesidades del mercado laboral ha demostrado ser efectiva para la inserción rápida de los egresados.
En Latinoamérica, los graduados de estos programas perciben un salario promedio de mil trescientos dólares mensuales en su primer empleo, lo cual representa una mejora significativa respecto a los ingresos de sectores no tecnológicos. Además, un nueve por ciento de los graduados opta por emprender y crear sus propias startups, contribuyendo al ecosistema emprendedor.
El desafío de género sigue presente en el sector, con una mayoría masculina en los programas de formación. Sin embargo, se están intensificando los esfuerzos para aumentar la participación de mujeres. La diversidad de edades entre los estudiantes refleja la flexibilidad de estos programas para diferentes etapas profesionales, ofreciendo una vía efectiva para adquirir nuevas habilidades rápidamente.
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