Elvio Calgaro, dirigente de la Federación Agraria, explicó que la situación es insostenible. La fruta perecedera no llega al mercado a tiempo, y los costos de producción superan los ingresos por ventas. El precio del gasoil y otros insumos hacen inviable la distribución de la fruta, afectando severamente a los productores.
El problema se agrava con la llegada de nuevas variedades de mandarinas, las cuales también corren el riesgo de ser desechadas. Las heladas anunciadas para los próximos días podrían empeorar la situación, llevando más frutas al desperdicio.
La producción citrícola de Entre Ríos destina un setenta por ciento al consumo fresco, un veinte por ciento a la industria y solo un diez por ciento a la exportación. La caída del consumo interno ha generado un desequilibrio que amenaza la sustentabilidad del sector.
La crisis citrícola en Entre Ríos refleja los desafíos económicos que enfrentan los productores. La falta de consumo, junto con los altos costos de producción, ha creado una situación insostenible para los citricultores, que deben desechar toneladas de mandarinas.
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