La industria metalúrgica en Entre Ríos atraviesa un periodo complicado,
con una caída del 20% en ventas durante los primeros meses de 2024.
Según Sergio De Luca, presidente de la Asociación de Industriales
Metalúrgicos de Entre Ríos (ADIMER), las pequeñas empresas se ven
particularmente afectadas. A pesar de la recesión, la industria ha
logrado mantener el empleo, aunque enfrenta serias dificultades para
conseguir mano de obra calificada. Formar personal adecuado puede llevar
hasta tres años, lo que complica aún más la situación.
Además, la infraestructura deficiente de la provincia agrava los
problemas. La falta de inversión en energía y caminos adecuados pone a
Entre Ríos en desventaja en comparación con provincias vecinas como
Santa Fe y Córdoba. Las empresas locales compiten en condiciones
desfavorables, lo que limita su crecimiento y capacidad de generar
empleo. La energía eléctrica es un recurso crítico y su escasez ha
resultado en la pérdida de inversiones importantes.
En términos de mercado, las empresas metalúrgicas de Entre Ríos están
diversificadas, trabajando en sectores como petróleo, energía y
maquinaria agrícola. La reducción de las tasas de interés por parte del
gobierno ha incentivado proyectos que estaban paralizados, pero aún es
insuficiente para revertir la tendencia negativa. La industria necesita
reformas en el sistema impositivo y laboral para poder competir a nivel
internacional.
Finalmente, la educación técnica en Entre Ríos está desconectada de las
necesidades industriales. Los estudiantes de escuelas técnicas llegan
sin las habilidades básicas requeridas, lo que obliga a las empresas a
capacitarlos desde cero. A pesar de estos desafíos, la industria sigue
siendo optimista sobre la segunda mitad del año y busca soluciones a
largo plazo para mejorar su competitividad.
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