La posición del gobierno de Estados Unidos es clara y firme. Blinken manifestó serias preocupaciones sobre la legitimidad de los resultados electorales, subrayando las irregularidades y la falta de transparencia observadas durante el proceso. Según Blinken, estos factores minan la credibilidad del sistema democrático en Venezuela, y no reflejan la verdadera voluntad del pueblo venezolano.
Además, Brian Nichols, Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, instó tanto a la administración de Maduro como a la comunidad internacional a reconocer a González Urrutia como el legítimo presidente. Nichols destacó que la persistente represión y control del poder por parte de Maduro no solo afectan a Venezuela, sino también a la estabilidad y democracia en toda la región.
Este reconocimiento por parte de Estados Unidos refuerza su compromiso con la restauración de la democracia en Venezuela, apoyando la implementación de medidas que fomenten elecciones libres y justas. Mientras tanto, las tensiones políticas dentro del país continúan aumentando, con manifestaciones y protestas demandando un cambio en el liderazgo y el respeto a la voluntad popular.
Las reacciones internacionales a esta declaración no se han hecho esperar, con varios países y organizaciones observando de cerca los acontecimientos en Venezuela. La situación sigue siendo dinámica y volátil, con implicaciones potencialmente significativas para la región y la comunidad internacional en general.