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Silvio Santos, el icónico animador y empresario brasileño, murió este sábado a los 93 años, dejando un legado imborrable en la televisión de Brasil. Nacido como Senor Abravanel en Río de Janeiro el 12 de diciembre de 1930, Santos se convirtió en una de las figuras más queridas y reconocidas del país, destacándose por ser el fundador y propietario del Grupo Silvio Santos, que incluye empresas como el Baú da Felicidade, Cosmética Jequití, el Banco Panamericano y el canal de televisión SBT.
Durante más de seis décadas, Silvio Santos fue el rostro de innumerables programas de televisión, incluido el emblemático “Programa Silvio Santos”, que se mantuvo en el aire desde 1963. Su carisma y estilo inconfundible lo convirtieron en un ícono de la cultura popular brasileña, influyendo en generaciones de televidentes y siendo considerado uno de los mayores emprendedores y comunicadores de la historia televisiva del país.
El hospital Albert Einstein de São Paulo informó que Santos falleció debido a una bronconeumonía, complicación que surgió tras una infección por el virus de la influenza (H1N1). Su muerte ha dejado un profundo pesar en todo Brasil.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en un homenaje publicado en la red social X, destacó a Santos como “la mayor personalidad de la historia de la televisión brasileña” y lamentó su partida, que marca el fin de una era en la comunicación del país.
Hijo de judíos sefardíes, con un padre nacido en Salónica y una madre oriunda de Esmirna, Santos creció en el barrio bohemio de Lapa, en Río de Janeiro. A los 14 años, comenzó a trabajar como vendedor ambulante junto a su hermano León, y tras graduarse como técnico en contabilidad, decidió incursionar en el mundo de la radio. Aunque inició su carrera en Rádio Guanabara, pronto optó por continuar como vendedor, dado que ganaba más en ese oficio.
A lo largo de su vida, Santos se desempeñó también como paracaidista en el Ejército Brasileño y como locutor de radio en Niterói, donde su ingenio lo llevó a crear nuevas oportunidades, como el servicio de altavoces en los barcos de Río-Niterói. Su creatividad y habilidad para conectar con el público lo catapultaron a la fama, llevando a la fundación del Sistema Brasileño de Televisión (SBT) en 1981.
En 1989, Silvio Santos incluso incursionó en la política, postulándose para la presidencia de Brasil, donde alcanzó el segundo lugar en intención de voto, aunque debió desistir debido a problemas en la inscripción de su candidatura.
Estuvo casado con María Aparecida Vieira, con quien tuvo su primera hija, Cintia, y adoptó a Silvia. Tras el fallecimiento de María en 1977, Santos se casó nuevamente en 1978 con Íris Pássaro, con quien tuvo cuatro hijas: Daniela, Patrícia, Rebeca y Renata. Las hijas de Santos han seguido sus pasos en la televisión, ya sea como presentadoras o en roles detrás de cámaras.
Silvio Santos deja atrás un legado inigualable en la televisión brasileña y un inmenso vacío en los corazones de millones de televidentes.
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