Sobre estos números y en un escenario climáticamente mucho más benévolo que el registrado el año pasado, resulta sorprendente la creciente participación del
dentro de los procesos de engorde y terminación. De acuerdo con las estadísticas publicadas por el Senasa en base a los DTe, se conoce que, en los primeros siete meses de este año, pasaron por los
2.800.665 animales que, medidos sobre los animales faenados en igual período, representan 36% del total, marcando una tendencia linealmente creciente en los últimos cinco años. A su vez, este porcentaje supera en 2 puntos el registro del año pasado, dado en un contexto de fuerte seca donde el
fue el refugio casi obligado para gran parte de la hacienda que debía salir de los campos.
No obstante, a diferencia del año pasado, se observa una ligera recuperación en los pesos de faena, asociado en gran parte a un destete de terneros más pesados. De acuerdo con los datos publicados por la Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario (DNCCA), en la faena de julio se obtuvo un promedio de 230 kilos por res, casi 5 kilos más que los obtenidos un año atrás, aunque en el acumulado del año la mejora se reduce a menos de 2 kilos, aun unos 4 kilos por debajo de los máximos registrados en 2022.
Analizando los datos suministrados por la Cámara Argentina de
(CAF) se observa a su vez, una tendencia a la baja en la permanencia de los animales en los corrales. En julio el promedio de permanencia registrado entre los socios de la CAF resultó inferior a los 100 días mientras que, de enero a julio el promedio de permanencia fue de 121 días contra 138 días en 2023 y 151 días en igual periodo de 2022.
A priori, e términos de eficiencia se puede inferir que se estaría trabajando con un ingreso de animales relativamente más pesados, pero también que se están utilizando dietas de terminación más rápidas.
Sucede que en este año la relación maíz/novillito está siendo muy favorable al engorde. En julio, en promedio, se necesitaron 77 kilos de novillito para comprar 1 tonelada de maíz, un 25% menos de lo que costaba un año atrás e incluso 25% inferior al promedio de los últimos cinco años.
Sin embargo, esta relación tan favorable que se da con el grano ya no resulta suficiente para contrarrestar el encarecimiento que comienza a mostrar la relación de reposición de la invernada que empieza a deteriorar fuertemente los números del
.
A medida que se reduce la oferta de terneros, los valores comienzan a ponerse más firmes. La referencia de precios del último remate habitual de Rosgan, realizado la semana pasada, sitúa al ternero en los $2.478,30, mostrando una mejora corriente del 8% respecto de los $2.289,52 del mes de julio. A su vez, medido en pesos constantes, ajustados por el índice de inflación mayorista (IPIM), el valor actual del ternero se ubica un 8% por sobre los niveles marcados a esta misma fecha del año pasado, mientras que el gordo continúa retrasado unos 14 puntos respecto de los valores registrados un año atrás.
En concreto, a pesar de seguir gozando de un grano relativamente barato, el ternero -que representa el insumo de mayor costo para el
– comienza a mostrar una relación de compra mucho más ajustada. Mientras que en julio se precisaron 1,11 kilos de novillito para la reposición de 1 kilo de ternero, en lo que va de agosto esta relación ya se ubica en 1,20 kilos, un 25% más caro de lo que costaba esa misma reposición un año atrás.
En efecto, de acuerdo con los cálculos publicados por la misma CAF, el margen de un engorde tradicional en el que los animales ingresan con 180 kilos y son terminados en un promedio de 131 días con 320 kilos finales, arrojaba una pérdida bruta de más de $40.000 por cabeza en julio, aun sin considerar ni costo financiero ni impuestos. Al sumar estos dos conceptos el rojo supera los $100.000 por animal terminado.
Utilizando los mismos parámetros que maneja la CAF para el cálculo de estos resultados, es posible simular que, sin mediar mayores cambios en el precio de los dos insumos principales -valor del ternero y valor del maíz- el precio de venta del gordo debería subir 15% para comenzar a generar números positivos para la actividad, una vez pagado el costo impositivo y financiero.
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