Las fuertes caídas en la intención de siembra, anticipan un escenario desafiante para la ganadería intensiva

En los últimos días se conocieron las primeras proyecciones de siembra de área de maíz 2024/25 realizadas el equipo de estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA). Ambos guarismos comparten una visión fuertemente bajista respecto de la intención de siembra para la presente campaña, dato no menor en la planificación ganadera.

A priori, de acuerdo los relevamientos realizados por ambas instituciones existen tres factores determinantes que fundamentan esta aparente retracción en la intención de siembra. El principal y más preocupante está asociado a la incertidumbre respecto a la incidencia que tendrá la famosa ‘chicharrita’, responsable este año de una pérdida de más de 10 millones toneladas de producción. El segundo factor de relevancia es por supuesto el climático, que ante un probable escenario de “niña” podría restringir significativamente el aporte hídrico que tendrá el cultivo durante su ciclo además de forzar en algunos una posible alteración en las fechas de siembra. Por último, se encuentra el factor económico, aspecto sumamente presente en la decisión de siembra del cereal debido al elevado requerimiento de capital que demanda el cultivo y los bajos precios que ofrece actualmente el producto final.

Frente a este escenario, las proyecciones actuales dan cuenta de una intención de siembra de maíz que podría verse recortada en torno a un 20% respecto de la campaña actual. Las proyecciones de la BCBA sugieren una superficie total destinada a maíz con destino grano comercial de 6.300.000 hectáreas, lo que implica 1.300.000 hectáreas menos respecto a la campaña anterior mientras que la BCR estima que la baja interanual en superficie total podría comprometer unas 2.000.000 de hectáreas llevando el área total a 7.700.000 hectáreas, luego de casi 10 años de crecimientos ininterrumpidos. De concretarse estos guarismos, a nivel nacional se podrían estar perdiendo una producción potencial de más de 10 millones de toneladas.

Sin dudas este escenario limitaría significativamente uno de los insumos más importantes para los modelos de engorde a corral. Este ajuste plantea un verdadero desafío especialmente en un año en el que se espera una reducción en la oferta ganadera y, por ende, la intensificación de estos sistemas de engorde, podrían contribuiría a morigerar las caídas en producción agilizando los ciclos de engorde.

Particularmente este año estamos viendo un fuerte nivel de encierre no solo a nivel local, sino también en los principales productores de ganado bovino del mundo. En este sentido, el bajo precio de los granos a nivel mundial ha incentivado un mayor nivel de confinamiento, tal es el caso de Brasil donde la cantidad de animales encerrados crece en más de un 30% o Australia que alcanza cifras récord tanto en hacienda encerrada como así también en capacidad instalada. Asimismo, tanto Paraguay como Uruguay transitan un escenario similar al de Argentina, donde ante un invierno muy duro con fuertes restricciones de pasto y un precio del maíz cercano a sus mínimos históricos, el nivel de encierre ha crecido significativamente en este año.

En nuestro país, la cantidad de animales reportados en establecimientos de engorde al 1ro de agosto marcaba una cifra récord de 2,05 millones de cabezas, superando por segundo mes consecutivo los máximos registrados el año pasado en pleno período de seca.

Sucede que, hasta el momento la relación de valores entre un kilo de novillito gordo y una tonelada de maíz ha ofrecido una ecuación muy favorable al engorde. En promedio, en lo que va de agosto, se necesitan unos 80 kilos de gordo para comprar una tonelada de maíz. Si bien la relación se encareció casi 5 kilos respecto del último mes, aún resulta unos 10 kilos más barato que el año pasado.

De cara a la próxima campaña, aun en contexto de elevada oferta mundial, el mercado comienza a afirmarse tras conocerse las últimas proyecciones publicadas por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) en las que ajusta la producción de maíz para el nuevo ciclo a 1.219 millones de toneladas, 5 millones menos respecto de las cifras estimadas previamente.

No obstante, estos guarismos aun no contemplan un posible ajuste en la producción de maíz norteamericano cuyos rendimientos, según el último Pro Farmer Tour 2024, estarían siendo inferiores a los estimados por el organismo en su informe de agosto.

De momento, lo valores del maíz en el mercado de Chicago (CBOT) reflejan un mercado relativamente sostenido, con valores que lejos de reflejar el inverso de precios que usualmente se suele marcar al ingreso de la cosecha se mantienen en ‘carry’. Mas aun, entre la posición disponible de cosecha actual y los valores de referencia para julio y septiembre de 2025 hay una brecha de más de USD 20 por toneladas a favor de la nueva cosecha.

Localmente, las referencias de precios que muestran los futuros del ROFEX-MATBA muestran apenas un ligero inverso de precios entre los valores actuales y las referencias para cosecha nueva con un septiembre 2024 en 175 USD/ton y abril de 2025 en 173 USD/ton.

No obstante, más allá de los valores que deberá ir convalidando el mercado a medida que se vayan definiendo las principales variables productivas y a su vez, los diferentes condicionantes de la demanda, a nivel local, el mayor desafío pasará por contar con la suficiente disponibilidad física del grano no solo para la ganadería bovina sino también para abastecer el resto de las producciones porcinas y aviar, sumamente intensivas en el uso de este insumo.

El consumo total de maíz destinado a producción animal en Argentina se estima aproximadamente entre los 10 y 12 millones de toneladas, un volumen similar a la pérdida potencial de producción que, a priori, se podría proyectar ante una eventual caída de área.


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