Hezbollah confirmó la muerte de su líder en los ataques israelíes


Hezbollah anunció ayer que su líder, Hassan Nasrallah, murió en un bombardeo israelí cerca de Beirut, un duro golpe para la milicia islamista islamista libanesa proiraní, que generó condenas en la región y amenazas de represalias contra Israel.
Para Israel, la muerte de Nasrallah es una gran victoria frente a su archienemigo Irán y sus aliados en la región; el premier Benjamin Netanyahu afirmó que marca un “punto de inflexión histórico” en la lucha de su país contra sus “enemigos”.  
“Saldamos nuestras cuentas con el responsable del asesinato de israelíes y muchos ciudadanos de otros países, incluidos cientos de estadounidenses y decenas de franceses”, dijo Netanyahu y advirtió que seguirá “golpeando” a sus enemigos.
La muerte de Nasrallah, considerado como el hombre más poderoso de Líbano, corre el riesgo de desestabilizar a este país y a Medio Oriente, casi un año después del estallido de la guerra en Gaza entre Israel y Hamas. 
“Sayed Hassan Nasrallah se reunió con sus compañeros mártires, cuya marcha encabezó durante casi treinta años”, anunció Hezbollah, casi veinte horas después del bombardeo israelí y después de que Israel informara de la eliminación del dirigente.
Israel continuó ayer sus operaciones en Líbano y el ministerio de Salud libanés anunció que 33 personas murieron y 195 resultaron heridas.
Según un comunicado militar israelí, Ali Karake, presentado como el comandante del frente sur de Hezbollah, y otros dirigentes del movimiento, murieron junto a Nasrallah en la operación llamada “Nuevo orden”. Una fuente cercana a Hezbollah confirmó la muerte de Karaké.
Un alto mando de los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de Irán, Abbas Nilforoushan, murió igualmente en ese ataque, indicó la agencia oficial iraní IRNA.
“Una medida de justicia”. “Nasrallah era uno de los mayores enemigos de todos los tiempos del Estado de Israel. Su eliminación hace que el mundo sea un lugar más seguro”, declaró el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que el asesinato de Nasrallah era “una medida de justicia por sus numerosas víctimas, entre ellas miles de civiles estadounidenses, israelíes y libaneses”.
Nasrallah, de 64 años, era venerado entre la comunidad chiita en Líbano. Líder de Hezbollah desde 1992, vivía en la clandestinidad desde hacía años y aparecía pocas veces en público. 
Tras el anuncio de su muerte, se escucharon gritos de indignación en los barrios de Beirut que acogen a desplazados de las zonas chiitas y el gobierno libanés, donde la milicia chiita es mayoría, decretó tres días de duelo. 
Sin embargo, muchos libaneses cristianos, musulmanes sunitas y drusos siempre culparon a Nasrallah de utilizar el poder de Hezbollah para tomar a todo el país como rehén de sus intereses y consideraban que había involucrado al Líbano a la guerra de Israel con Hamas en Gaza, un conflicto que no era propio. “Ahora que no está, llegaremos a un acuerdo. Y no hay otra salida que un acuerdo”, dijo un musulmán sunita al New York Times. 
Independientemente de si lo veneraban o lo despreciaban, Nasrallah tenía tal aura de intocabilidad que su muerte fue, sobre todo, un shock inquietante.
Irán decretó igualmente tres días de duelo y el primer vicepresidente iraní, Mohamad Reza Aref, declaró que la muerte de Nasrallah provocará “la destrucción” de Israel. 
En Teherán, una multitud se congregó para expresar con congoja y en toda la ciudad se colgaron pancartas con el mensaje “Hezbollah vive”. 
Hezbollah, financiado y armado por Irán, fue creado en 1982 a iniciativa de los Guardianes de la Revolución de Irán.
Un masivo éxodo. El ejército israelí lanzó el lunes una campaña de bombardeos masivos contra Hezbollah en Líbano, tras un año de enfrentamientos transfronterizos con el movimiento libanés y luego de haber aplastado la resistencia de Hamas en Gaza con una ofensiva demoledora en la que mató al menos a tres cuartas partes de sus milicianos y a la mayor parte de sus cuadros de mando, incluyendo a su líder político, Ismail Haniyeh, eliminado en una impactante operación en el corazón de Teherán.
Hezbollah abrió un frente contra Israel al inicio de la guerra en Gaza, el 7 de octubre de 2023. Desde entonces, prometió continuar “hasta que termine la agresión israelí en Gaza”.  
Israel afirma que sus bombardeos en Líbano buscan restablecer la seguridad en el norte del país, blanco de los disparos de Hezbollah, y permitir el regreso de decenas de miles de habitantes que huyeron de sus hogares. Del otro lado de la frontera, más de 50 mil personas huyeron hacia Siria debido a los bombardeos israelíes y “más de 200 mil están desplazadas” dentro del país, según la ONU.
Rusia, aliada de Irán, condenó el asesinato de Nasrallah y urgió a Israel a cesar sus ataques en Líbano. Para el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, Israel lleva a cabo “una política de genocidio desde el 7 de octubre”, cuyo nuevo objetivo es “Líbano y el pueblo libanés”. Hamas tachó el asesinato de Nasrallah de “acto terrorista cobarde”. 
Los rebeldes hutíes de Yemen afirmaron que la muerte del líder de Hezbollah “no será en vano” y reivindicaron el lanzamiento de un misil contra el aeropuerto Ben Gurion. Más temprano las sirenas de alerta sonaron en el centro de Israel por un proyectil disparado desde Yemen.
En un año de enfrentamientos entre Israel y Hezbollah, han muerto más de 1.640 personas, un saldo superior al provocado por la última guerra entre ambos en 2006, que incluyó una invasión de las tropas iraníes al Líbano.
 
EE.UU. y Francia a Israel piden un cese del fuego 
Agencias
El asesinato del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, en un ataque israelí cerca de Beirut fue “una medida de justicia por sus numerosas víctimas”, entre ellas “civiles estadounidenses, israelíes y libaneses”, afirmaron ayer el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su vicepresidenta, Kamala Harris.
Washington “apoya plenamente el derecho de Israel a defenderse contra el Hezbollah, Hamás, los huties y cualquier otro grupo terrorista respaldado por Irán”, añadió el mandatario en un comunicado.
De su lado, la vicepresidenta y candidata demócrata a la Casa Blanca calificó a Nasarllah de “terrorista con sangre estadounidense en sus manos”.
“Hoy las víctimas del Hezbollah tuvieron una medida de justicia” y “siempre apoyaré el derecho de Israel a defenderse”, si bien “la diplomacia sigue siendo el mejor camino”, agregó. Y pidió un “cese del fuego inmediato” a los ataques en Líbano.
También Francia pidió ayer a Israel que dejara de atacar el Líbano, ya que el asesinato del líder del grupo militante Hezbolá, respaldado por Irán, genera temores de una guerra más amplia en el Medio Oriente.
En una conversación con el primer ministro libanés, Najib Mikati, el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Noel Barrot, dijo que París quería “un cese inmediato de los ataques israelíes en el Líbano” y que estaba “en contra de cualquier operación terrestre”, según un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores. Francia también “hace un llamado a otros actores, en particular Hezbolá e Irán, a abstenerse de cualquier acción que pueda generar una mayor desestabilización y un conflicto regional”, agregó el comunicado.
Francia y Estados Unidos acordaron días atrás en la ONU una declaración suscripta por varios países occidentales y algunos árabes para llamar a un cese del fuego en los combates en Líbano que fue ignorada por Netanyahu, pese a que dijo “compartir” sus objetivos.
Biden y Harris participaron ayer de una reunión sobre la situación en Oriente Medio en la que se buscó “evaluar el estado de la presencia militar en la región”, según la Casa Blanca.
“Nuestro objetivo es desactivar los conflictos en curso en Gaza y Líbano por medios diplomáticos”, subrayó Biden en otra declaración, en la que pidió la conclusión de un acuerdo que permita a los residentes “regresar a sus hogares en Israel y el sur de Líbano”.
Recordó que la víspera pidió al Pentágono que “refuerce la postura defensiva de las fuerzas militares estadounidenses en Oriente Medio” para “reducir el riesgo de una guerra regional a gran escala”.
El Departamento de Estado ordenó más temprano ayer a los familiares de sus diplomáticos en la capital libanesa evacuar “debido a la volátil e impredecible situación de seguridad”. También instó a los ciudadanos estadounidenses a marcharse de Líbano “mientras las opciones comerciales aún estén disponibles”.


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