Corbin Keegan abandonó su vida en Chicago para mudarse a El Salvador motivado por la promesa del presidente Bukele de construir la “Bitcoin City”. Dos años después, aún no se ha iniciado su construcción. Keegan, conocido como “El Gringo”, comparte su historia desde el modesto patio de una casa de pescadores en Playa Blanca. A pesar de la lentitud en el desarrollo de proyectos del gobierno, mantiene la esperanza en la realización de la ciudad bitcoinera, aunque la realidad dista mucho de las expectativas.
Bukele había anunciado la creación de una ciudad costera financiada inicialmente con fondos basados en Bitcoin. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha colocado ni un solo ladrillo. A pesar de las promesas y la visión de una ciudad circular de alta tecnología, con aeropuerto y áreas verdes, la realidad actual no refleja ese futuro prometido. Según una encuesta dela Universidad Centroamericana, la adopción del Bitcoin entre los salvadoreños es baja, lo que añade más incertidumbre al proyecto.
Keegan, a pesar de las dificultades, permanece optimista y confiado en que la “Bitcoin City” se convertirá en una realidad. Se ha integrado en la comunidad local, recibiendo pagos simbólicos en dólares por sus labores. Aunque la construcción de la ciudad está planificada para financiarse mediante la emisión de bonos Bitcoin, la incertidumbre persiste en torno a su concreción.