La primera fase del estudio del sepulcro y las reliquias de santa Teresa, realizado por especialistas en Salamanca, España, revela que Teresa tenía una complexión física muy frágil y, en los últimos años de su vida caminaba muy encorvada como consecuencia de una cifosis.
La cifosis es el resultado de una debilidad de los huesos de la columna vertebral. Esta es la razón de su exagerada corvadura debido a que los huesos se fracturan y comprimen. “La deformación de las vértebras de la columna la obligaban a respirar con dificultad, al menos, en la fase final de su vida, asegura Marco Chiesa, postulador General de la Orden del Carmelo Descalzo y los “ojos” del Vaticano en la exhumación de los restos.
El cuerpo de la Santa fue retirado de su sepulcro ubicado en la basílica de la Anunciación de Alba de Tormes el miércoles pasado y aseguran que mantiene tiene el mismo aspecto visual que en 1914, año que se realizó la última apertura.
Los especialistas aseguran que la religiosa también padecía reuma y artrosis en la rodilla izquierda. Además de espinas calcáreas en los pies, conocidas como fascitis plantar o espolones que dificultaban su movilidad. “Los médicos indican que esta lesión le debía causar mucho dolor”, declara el padre Chiesa.
Por otra parte, el prior de Alba de Tormes, Miguel Ángel González, explica que debido a los resultados de este estudio preliminar, cabe la posibilidad de que Teresa de Jesús haya utilizado con gran precisión tanto la mano derecha como izquierda, es decir, que haya sido ambidiestra.
Según registros que se utilizaron para su análisis y que, por este motivo se abre esta hipótesis, relatan que el 24 de diciembre de 1577, Teresa se habría roto el brazo izquierdo y que en mayo del año siguiente se lo recompuso una curandera. “Los expertos descubrieron ahora que no hubo fractura en el brazo izquierdo, hubo dislocamiento, sobre todo en la muñeca. Cuando la curandera y una criada tiraron del brazo, le dislocaron su unión con el hombro. O sea, fue peor el remedio que la enfermedad. Ese brazo le quedó bastante inutilizado los 5 años que le quedaban de vida”.
La cifosis es el resultado de una debilidad de los huesos de la columna vertebral. Esta es la razón de su exagerada corvadura debido a que los huesos se fracturan y comprimen. “La deformación de las vértebras de la columna la obligaban a respirar con dificultad, al menos, en la fase final de su vida, asegura Marco Chiesa, postulador General de la Orden del Carmelo Descalzo y los “ojos” del Vaticano en la exhumación de los restos.
El cuerpo de la Santa fue retirado de su sepulcro ubicado en la basílica de la Anunciación de Alba de Tormes el miércoles pasado y aseguran que mantiene tiene el mismo aspecto visual que en 1914, año que se realizó la última apertura.
Los especialistas aseguran que la religiosa también padecía reuma y artrosis en la rodilla izquierda. Además de espinas calcáreas en los pies, conocidas como fascitis plantar o espolones que dificultaban su movilidad. “Los médicos indican que esta lesión le debía causar mucho dolor”, declara el padre Chiesa.
Por otra parte, el prior de Alba de Tormes, Miguel Ángel González, explica que debido a los resultados de este estudio preliminar, cabe la posibilidad de que Teresa de Jesús haya utilizado con gran precisión tanto la mano derecha como izquierda, es decir, que haya sido ambidiestra.
Según registros que se utilizaron para su análisis y que, por este motivo se abre esta hipótesis, relatan que el 24 de diciembre de 1577, Teresa se habría roto el brazo izquierdo y que en mayo del año siguiente se lo recompuso una curandera. “Los expertos descubrieron ahora que no hubo fractura en el brazo izquierdo, hubo dislocamiento, sobre todo en la muñeca. Cuando la curandera y una criada tiraron del brazo, le dislocaron su unión con el hombro. O sea, fue peor el remedio que la enfermedad. Ese brazo le quedó bastante inutilizado los 5 años que le quedaban de vida”.
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