El Papa resaltó en Timor Oriental la presencia de los niños en el acto religioso celebrado este martes y lo relacionó con una “realidad” de la religión católica, informó el Vaticano. “Dios se hace niño y no es sólo para asombrarnos y conmovernos, sino también para abrirnos al amor del Padre y dejarnos modelar por Él. Esta realidad se revela hermosa en Timor Oriental, porque hay muchos niños; y ustedes son un país joven en el que en cada rincón la vida se siente palpitar y bullir”, remarcó.
Sostuvo que “la presencia de tanta juventud y de tantos niños es un don inmenso, que renueva constantemente” la energía vital, al hablar en la explanada de Taci Tolu, a cerca de 600.000 fieles congregados.
La zona protegida de la costa timorense, a menos de 10 kilómetros de la capital, Dili, había sido visitada en 1989 por San Juan Pablo II durante su viaje a aquel país.
Francisco se reunió en privado con miembros de la Compañía de Jesús en la nunciatura apostólica antes de celebrar la misa, informó el sitio Vatican News.
El Sumo Pontífice llegó a la explanada en medio de multitudes de hombres y mujeres abarrotados a los lados de las calles, mientras que algunos lo saludaban desde los tejados de las casas.
Durante la misa repitió las palabras del profeta Isaías proclamadas en la Primera Lectura cuando dijo en una Jerusalén próspera, pero en un momento de gran decadencia moral: “Dios hace brillar su luz salvadora a través del don de un hijo”. “La cercanía de Dios es a través de un niño. Dios se hace niño y no es sólo para asombrarnos y conmovernos, sino también para abrirnos al amor del Padre y dejarnos modelar por Él, para que pueda sanar nuestras heridas, arreglar nuestras divergencias, poner en orden la existencia”, remarcó el Papa.
Destacando la alegre presencia de numerosos niños en el joven país del sudeste asiático, Francisco señaló: “Sólo haciéndonos niños permitimos la acción de Dios en nosotros, como María, a quien hoy veneramos como Reina, es decir, como madre de un Rey que quiso nacer pequeño, para hacerse hermano nuestro”. “María (…) eligió permanecer pequeña toda su vida, hacerse cada vez más pequeña, sirviendo, rezando, desapareciendo para dejar espacio a Jesús, incluso cuando esto le costó mucho”, continuó explicando el Pontífice.
Al final de la celebración eucarística, el Arzobispo de Díli, Cardenal Virgílio do Carmo da Silva, recordó que la visita del Papa San Juan Pablo II marcó “el paso decisivo en el proceso de autodeterminación del país, que se independizó”.
Y comentó que hoy, “la presencia del Papa Francisco marca un paso fundamental en el proceso de construcción del país, de su identidad y de su cultura”.
Tras la despedida de Dili con una ceremonia oficial, el Papa se dirigirá a Singapur, la próxima etapa de su gira, este miércoles.
Sostuvo que “la presencia de tanta juventud y de tantos niños es un don inmenso, que renueva constantemente” la energía vital, al hablar en la explanada de Taci Tolu, a cerca de 600.000 fieles congregados.
La zona protegida de la costa timorense, a menos de 10 kilómetros de la capital, Dili, había sido visitada en 1989 por San Juan Pablo II durante su viaje a aquel país.
Francisco se reunió en privado con miembros de la Compañía de Jesús en la nunciatura apostólica antes de celebrar la misa, informó el sitio Vatican News.
El Sumo Pontífice llegó a la explanada en medio de multitudes de hombres y mujeres abarrotados a los lados de las calles, mientras que algunos lo saludaban desde los tejados de las casas.
Durante la misa repitió las palabras del profeta Isaías proclamadas en la Primera Lectura cuando dijo en una Jerusalén próspera, pero en un momento de gran decadencia moral: “Dios hace brillar su luz salvadora a través del don de un hijo”. “La cercanía de Dios es a través de un niño. Dios se hace niño y no es sólo para asombrarnos y conmovernos, sino también para abrirnos al amor del Padre y dejarnos modelar por Él, para que pueda sanar nuestras heridas, arreglar nuestras divergencias, poner en orden la existencia”, remarcó el Papa.
Destacando la alegre presencia de numerosos niños en el joven país del sudeste asiático, Francisco señaló: “Sólo haciéndonos niños permitimos la acción de Dios en nosotros, como María, a quien hoy veneramos como Reina, es decir, como madre de un Rey que quiso nacer pequeño, para hacerse hermano nuestro”. “María (…) eligió permanecer pequeña toda su vida, hacerse cada vez más pequeña, sirviendo, rezando, desapareciendo para dejar espacio a Jesús, incluso cuando esto le costó mucho”, continuó explicando el Pontífice.
Al final de la celebración eucarística, el Arzobispo de Díli, Cardenal Virgílio do Carmo da Silva, recordó que la visita del Papa San Juan Pablo II marcó “el paso decisivo en el proceso de autodeterminación del país, que se independizó”.
Y comentó que hoy, “la presencia del Papa Francisco marca un paso fundamental en el proceso de construcción del país, de su identidad y de su cultura”.
Tras la despedida de Dili con una ceremonia oficial, el Papa se dirigirá a Singapur, la próxima etapa de su gira, este miércoles.
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