La convocatoria estaba prevista para las 17. Sin embargo, buena parte de los militantes, de las organizaciones y de las personas autoconvocadas comenzaron a llegar a la plaza después del mediodía. Desde el Ministerio de Seguridad de Nación decidieron que el Congreso debía mantenerse vallado aunque no se puso en práctica el protocolo antipiquetes de Patricia Bullrich: Avenida de Mayo, Avenida Rivadavia y las principales arterias de la zona estuvieron cortadas durante buena parte de la jornada.
Tal y como sucedió en la primera gran manifestación en defensa de las universidades, la convocatoria fue amplia. Hubo columnas de prácticamente todo el arco político, desde el radicalismo hasta el peronismo y la izquierda. También tuvieron una presencia potente las organizaciones sindicales y los movimientos sociales. A la militancia organizada se sumaron una gran cantidad de autoconvocados que marcharon con todo tipo de símbolos: guardapolvos blancos, libros y carteles hechos a mano. La mayoría de las consignas era contra el propio presidente, Javier Milei.
Los organizadores decidieron montar el acto de cara al Congreso y no de espaldas, como suele suceder. Hubo un corralito especial para la prensa, para los rectores de las universidades nacionales y para los dirigentes universitarios y sindicales. Hasta último momento no se sabía si solo se iba a leer el documento acordado por todos los actores o si iba a haber diferentes voces. Al final, hubo siete oradores.
Sobre el escenario se expresaron Carlos de Feo (CONADU), Marcelo Creta (CTERA), Sergio Romero (UDA), Norberto Heyaca (Fagdut), Walter Merkis (FATUN), Francisco Staiti (CONADU Histórica) y Daniel Ricci (FEDUN).
Ricci le habló directamente a los legisladores: “A los radicales que defienden la reforma del ‘19 y a los peronistas que defienden la gratuidad… no dejen sus convicciones en la puerta del Congreso”, lanzó. Hubo abucheos para la UCR y silencio para el peronismo.
Durante toda la jornada, los manifestantes tuvieron que hacerse cargo de sus propios dirigentes. Antes de que comenzaran los discursos se cantó el himno nacional y luego “El que no salta votó a Milei”. Cuando terminaron los cánticos, en la intersección de Callao y Avenida Rivadavia una pareja miró a un grupo de jóvenes de Franja Morada: “Ojalá tengan presente esto los radicales”, le dijo él. Ella respondió: “Ellos son militantes, arriba se arreglan”. Un momento similar se vivió cuando una columna de la izquierda se cruzó con una del sindicalismo: “Avísenle a los de la CGT”, les gritaron.
Como sucede en cada manifestación contra el gobierno, los cuestionamientos fueron directamente al presidente. “Javo, aflojá con el clonazepam que te hace ver perros muertes y alumnos inventados”, decía un cartel escrito a mano. “Si la educación adoctrinara, Milei no sería presidente”, decía otro.
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