Las carreteras y los ferrocarriles entre el Norte y el Sur han estado cerrados durante años, pero este nuevo acto envía un mensaje claro: Kim Jong Un no está dispuesto a negociar. Según Yang Moo-jin, presidente de la Universidad de Estudios Norcoreanos, la destrucción podría ser un “preparativo” para levantar barreras físicas adicionales a lo largo de la frontera.
Las relaciones entre las dos Coreas han empeorado desde que Yoon Suk Yeol asumió la presidencia en Corea del Sur en 2022, con una política más dura hacia el Norte y un refuerzo de la alianza militar con Estados Unidos y Japón. Los ejercicios conjuntos de estos aliados son vistos por Pyongyang como ensayos para una invasión.
En medio de la escalada, China hizo un llamado a evitar un aumento de las tensiones, y señaló que una nueva confrontación iría en “contra de los intereses comunes” de ambas naciones.
La semana pasada, Corea del Norte acusó a Seúl de enviar drones para lanzar propaganda sobre Pyongyang, y advirtió que cualquier nueva incursión sería considerada una “declaración de guerra”.
Kim Yo Jong, hermana del líder norcoreano, aseguró que tienen “pruebas claras” de que el ejército surcoreano estuvo detrás de los drones y advirtió que “los provocadores pagarán un alto precio”.
El uso de drones en la frontera no es nuevo. En 2022, Corea del Norte envió cinco drones al Sur, lo que llevó al ejército surcoreano a efectuar disparos de advertencia y a desplegar aviones de combate. Activistas en Corea del Sur han utilizado globos para enviar propaganda al Norte durante años, un acto que siempre ha indignado a Pyongyang.
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