El procedimiento se llevó a cabo en el marco de auditorías realizadas en distintas dependencias de la ciudad, impulsadas por el intendente Julio Alak, con el objetivo de garantizar la transparencia de la administración municipal. Se detectó que los depósitos no estaban preparados como morgues ni destinados a la conservación de cadáveres o restos óseos humanos.
Tras el hallazgo, la comuna realizó una presentación judicial ante la Unidad Fiscal de Instrucción (UFI) correspondiente, solicitando una averiguación de posibles ilícitos respecto de los cuerpos y los restos óseos hallados no identificados. Se informó que el predio presentaba un gran deterioro, y se llegó incluso a clausurar el acceso principal al cementerio por riesgo de derrumbe.
La nueva gestión municipal denunció la falta de datos identificatorios de los cadáveres, señalando que la problemática viene de años atrás, al menos desde la inundación de La Plata en 2013. En los depósitos se encontraron féretros de personas adultas y niños, así como bolsas de consorcio con restos óseos desparramados por el suelo.
Los sitios se encontraban en muy mal estado de conservación y limpieza, con olores nauseabundos y agua estancada. Este hallazgo ha generado conmoción en la comunidad platense y ha levantado interrogantes sobre la gestión de los cementerios y la identificación de los restos humanos encontrados en condiciones precarias.