La organización del evento comunicó la suspensión a través de las redes sociales, anunciando que se reprogramaría para el domingo siguiente en el mismo horario. Las entradas adquiridas para el viernes serían válidas para el nuevo día. Esta situación dejó a los asistentes en una disyuntiva, ya que debían decidir entre quedarse en Buenos Aires durante el fin de semana o regresar a sus lugares de origen, lo que implicaba gastos adicionales.
El gobierno porteño lamentó la situación, pero consideró que continuar con los recitales al aire libre representaba un riesgo mayor para los asistentes dadas las condiciones climáticas adversas pronosticadas. Se priorizó la seguridad de los ciudadanos, aunque esto provocó inconvenientes logísticos y económicos para aquellos que planearon asistir al evento.
La suspensión de los recitales provocó un gran impacto en la comunidad, especialmente entre los fanáticos que esperaban con ansias el espectáculo. Sin embargo, la decisión se tomó con el objetivo de prevenir posibles incidentes y garantizar la integridad de todos los involucrados.