La devaluación del peso frente al dólar, junto con otros factores como la emisión monetaria y la incertidumbre económica, han contribuido a esta situación. Se destaca que la pérdida de valor del salario mínimo afecta significativamente el ingreso de los ciudadanos argentinos, especialmente en un contexto de inflación y ajustes en los precios de servicios públicos y privados.
El último aumento del salario mínimo en pesos tuvo lugar en febrero, con una cifra fijada en 180.000 pesos para ese mes y 202.800 pesos para marzo. Esta medida, anunciada a través del Boletín Oficial, abarca a trabajadores de diversos sectores y provincias del país, buscando garantizar un ingreso mínimo para aquellos empleados bajo distintos regímenes laborales.
La situación varía según la provincia, ya que algunas superan el mínimo de los 100 dólares mientras que otras se encuentran por debajo de esa cifra. Por ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires registra un salario mínimo en dólares de 213,58, mientras que Chubut se sitúa en 59,18 dólares, evidenciando disparidades significativas entre las diferentes regiones del país.
En contraste, países vecinos como Uruguay, Chile y Brasil muestran salarios mínimos más elevados, con cifras que superan los 500 dólares en el caso de Uruguay, posicionándose como los tres países con los salarios más altos de la región. Esta discrepancia resalta la necesidad de políticas que promuevan un aumento sostenido del salario mínimo en Argentina para garantizar condiciones laborales más equitativas y justas para los trabajadores.