La noticia fue anunciada por el magistrado Alexandre de Moraes quien, tras evaluar los hechos, concluyó que las sedes diplomáticas no son territorio extranjero por lo que no se puede considerar que el ex Presidente rompió la orden judicial que le impide salir de Brasil.
Bolsonaro está siendo investigado por las autoridades por la tentativa de realizar un golpe de Estado a través de la anulación de los resultados de las elecciones de 2022, en las que fue derrotado por Luiz Inácio Lula da Silva. Inclusive, se estarían analizando diversas reuniones con comandantes de las Fuerzas Armadas poco antes de aquel febrero, cuando entregó el mando.
También, tiene abierta una causa por la falsificación de certificados de vacunación contra el covid-19, que consiguió para poder viajar al exterior durante la pandemia a pesar de hacer campaña en contra de la inoculación y de nunca mostrarse inmunizado contra el virus. En tanto, está acusado de hacerse con unos valiosos regalos de países árabes, que evitó entregar al concluir su mandato.
En el marco del primero de estos casos, la Policía ordenó el 8 de febrero que Bolsonaro entregue su pasaporte y le impidió salir del país. La decisión fue apelada por la defensa y rechazada por la Fiscalía, que consideró “absolutamente prematuro retirar la restricción impuesta” dado el “peligro” que impone un viaje suyo “para una eventual aplicación de la ley penal”.
Pocos días después de dar el documento, el ex mandatario se dirigió a la Embajada de Hungría en Brasil, donde se hospedó en calidad de “invitado” entre el 12 y el 14 de febrero. El episodio fue revelado por The New York Times, que descubrió imágenes de un circuito cerrado de televisión que lo mostraron llegando a la sede, acompañado de otras fotos que comprueban que el automóvil que lo llevó hasta allí se mantuvo estacionado en las inmediaciones en esa fecha.
Entonces, el medio lo consideró “un aparente intento de obtener asilo” ya que si la Justicia hubiera ordenado su detención, los agentes de la Policía no habrían podido ingresar por tratarse de un edificio fuera de la jurisdicción de las autoridades nacionales. Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño convocó al embajador Miklós Halmai para dar explicaciones al respecto.
La defensa del ultraderechista, sin embargo, desmintió esta versión y aseguró que acudió con el fin de “mantener contactos con autoridades del país amigo” y que “cualquier otra interpretación que vaya más allá de la información aquí transmitida constituye un evidente trabajo de ficción, ajeno a la realidad de los hechos y es, en la práctica, una lista más de fake news”.
Bolsonaro y Viktor Orbán, primer ministro húngaro, son antiguos aliados y han mantenido elogios públicos en el pasado. Ambos compartieron, además, la asunción del presidente argentino, Javier Milei, a finales del año pasado, donde no perdieron la oportunidad de mostrarse cercanos.