Cada una de estas emprendedoras aporta algo único al itinerario de la ruta, desde la producción de miel y derivados, hasta cultivos especializados como azafrán y peonías. Además, los visitantes pueden experimentar diversas actividades agroecológicas y aprender sobre permacultura directamente de las productoras, lo que añade un valor educativo a la experiencia turística.
El compromiso con prácticas sostenibles y el enfoque en la economía circular son centrales para este grupo. Las productoras han sido capacitadas en técnicas de permacultura y emplean métodos que respetan el medio ambiente, asegurando que su trabajo agrícola beneficie tanto a la tierra como a la comunidad local.
El agroturismo no solo ha proporcionado una fuente alternativa de ingresos para estas mujeres, sino que también ha revitalizado el interés por la vida rural en la región. La “Ruta de las Chacras” ha comenzado a atraer a turistas no solo de Argentina, sino de todo el mundo, interesados en una experiencia auténtica y en contacto con la naturaleza y la cultura local.
Este proyecto representa un modelo para el desarrollo rural que otras regiones podrían imitar, demostrando que la agricultura y el turismo pueden coexistir de manera beneficiosa, impulsando la economía local mientras se preserva el patrimonio natural y cultural.