Peña indicó que había hablado con Francella sobre sus declaraciones, que recibieron mucha atención mediática. Subrayó que, aunque respeta y aprecia a Francella, tienen puntos de vista diferentes sobre la situación actual de la cultura bajo la nueva administración. Esta conversación refleja la polarización que existe entre figuras públicas respecto a las políticas gubernamentales actuales.
La actriz también comentó sobre cómo la discusión sobre las opiniones de Francella había desviado la atención de problemas más significativos como la funcionalidad del INCAA. Criticó el enfoque de los medios y del público en las opiniones de las celebridades sobre estos temas, sugiriendo que tal enfoque puede desviar la atención de los verdaderos problemas que afectan a la industria cultural.
Además, Peña enfatizó que la diferencia de opiniones no afecta su amistad o capacidad de trabajar con Francella. Destacó la importancia de mantener relaciones cordiales y respetuosas, incluso cuando las opiniones políticas difieren significativamente. Este enfoque subraya su creencia en la convivencia pacífica y el diálogo constructivo, incluso en contextos de marcado desacuerdo.
Finalmente, Peña hizo un llamado a centrar las discusiones en cómo las políticas afectan directamente a las instituciones culturales y al personal que trabaja en ellas, en lugar de centrarse únicamente en las figuras públicas que expresan sus opiniones. Subrayó la necesidad de discutir y abordar las consecuencias de las decisiones políticas para el sector cultural más amplio.