Las tapas sustraídas, que pesan entre 25 y 40 kilogramos, son vendidas como chatarra, lo que complica la detección y recuperación de las mismas. El costo acumulado para reemplazar estas tapas podría ascender a varios millones, dado que cada unidad tiene un valor de mercado aproximado de $500,000.
La empresa estatal encargada del mantenimiento, Sameep, ha enfrentado este problema de forma creciente en los últimos meses, con alrededor de 40 tapas reportadas como robadas. Este número representa solo una fracción del total, ya que muchos robos pueden no ser reportados inmediatamente.
Esta situación ha obligado a la empresa a buscar soluciones temporales como la señalización de las áreas afectadas para prevenir accidentes, dado que la reposición no es inmediata debido a la falta de disponibilidad de nuevas tapas en los talleres de fundición locales.
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