Caramelo se encontraba en una situación precaria, visiblemente ansioso y en riesgo de caer. Los equipos de rescate, compuestos por bomberos y voluntarios, utilizaron un bote inflable y equipo especializado para asegurarse de poder acceder al techo sin poner en peligro al animal o a los rescatistas.
La operación de rescate duró varias horas, durante las cuales se tomaron medidas cuidadosas para tranquilizar al caballo y asegurar una plataforma estable desde donde se pudiera llevar a cabo el rescate. La comunidad local y espectadores de todo el país siguieron la operación en vivo, esperando un desenlace seguro para Caramelo.
Una vez rescatado, Caramelo fue examinado por veterinarios, quienes confirmaron que, a pesar del estrés y la fatiga, el caballo estaba en buenas condiciones físicas. Este rescate no solo salvó la vida de Caramelo, sino que también levantó el espíritu de la comunidad, demostrando la solidaridad y el esfuerzo conjunto en tiempos de crisis.
Este evento ha puesto de relieve la vulnerabilidad de las áreas rurales frente a eventos climáticos extremos y la importancia de la planificación y respuesta rápida en situaciones de emergencia. Ha generado un llamado a mejorar los sistemas de alerta temprana y a reforzar las estructuras de apoyo comunitario para enfrentar futuras catástrofes naturales.