La estrategia incluye intensas negociaciones con senadores y gobernadores, lideradas por el ministro del Interior Guillermo Francos y otros altos funcionarios. Están buscando aclarar y ajustar aspectos de las leyes para facilitar un consenso que permita una rápida aprobación.
El gobierno enfrenta la resistencia del bloque peronista en el Senado, pero está buscando persuadir a senadores individuales para que apoyen las medidas, argumentando que estas son en beneficio del país y no de intereses particulares.
Además, el ejecutivo está intentando desvincularse de las acusaciones de extorsión por parte de la oposición, afirmando que sus declaraciones han sido malinterpretadas y que simplemente reflejan la realidad de las necesidades fiscales.
Finalmente, el gobierno espera que, incluso si algunos senadores se abstienen de votar, podrán avanzar con las reformas necesarias para enfrentar los desafíos económicos actuales.
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