El sector ganadero ha visto una disminución en la producción de novillos, lo que complica la capacidad de satisfacer la demanda de este tipo de carne premium. Factores como la sequía y la falta de inversión en infraestructura ganadera han contribuido a esta situación, generando preocupación entre los exportadores.
El impacto de la escasez se ha reflejado en los volúmenes exportados, que han disminuido notablemente. Esta situación no solo afecta a los productores, sino también a la economía argentina, que depende de las exportaciones de carne como una fuente importante de ingresos en divisas.
Además, los productores enfrentan la presión de cumplir con los estándares de calidad exigidos por la Cuota Hilton, lo que se vuelve más complicado con la reducción en la disponibilidad de novillos. La situación ha llevado a un aumento en los precios internos, afectando tanto a consumidores como a productores.
La industria ganadera está buscando soluciones para revertir esta tendencia, incluyendo inversiones en mejoras tecnológicas y en prácticas ganaderas más sostenibles. Sin embargo, estos cambios requieren tiempo y recursos significativos, lo que plantea un desafío a corto plazo para la competitividad de la carne argentina en el mercado europeo.
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