Las manifestantes recorrieron las principales avenidas de ciudades como París y Marsella, portando pancartas y coreando consignas en favor de los derechos de las mujeres. La movilización fue pacífica, pero con un fuerte mensaje contra la discriminación y la violencia de género.
Líderes de la protesta señalaron que la ultraderecha representa una amenaza para los avances logrados en materia de igualdad y justicia social. Hicieron un llamado a la unidad y a la acción colectiva para defender los derechos conquistados.
La marcha también contó con el apoyo de diversas organizaciones no gubernamentales y sindicatos, que se unieron para mostrar su rechazo a las políticas de extrema derecha. Este evento subraya la creciente preocupación por el resurgimiento de ideologías conservadoras en Europa.
La manifestación concluyó con un discurso en el que se reafirmó el compromiso de continuar luchando por una sociedad más justa e igualitaria. Las organizadoras prometieron mantener la presión sobre los líderes políticos para asegurar que se respeten los derechos de todas las mujeres.