La CGT criticó la baja del mínimo no imponible del impuesto, que ahora es de un millón ochocientos mil pesos para trabajadores solteros y de dos millones doscientos mil pesos para casados con hijos. Según la central, esto agrava la situación económica de los trabajadores, incentivando la informalidad laboral y afectando la reactivación de las economías regionales.
Además, la CGT cuestionó que la reintroducción del impuesto coincidiera con la eliminación del impuesto a los bienes personales, calificando la medida como regresiva y perjudicial para los trabajadores. La central prometió utilizar todas las herramientas a su disposición para defender los salarios y el poder adquisitivo de sus afiliados.
El Consejo Directivo Nacional de la CGT subrayó su compromiso en la lucha por mejorar las condiciones salariales y económicas de los trabajadores, resaltando la necesidad de una reforma fiscal más equitativa que no perjudique a los sectores más vulnerables.
La postura de la CGT refleja un profundo malestar con las políticas económicas actuales, llamando a una mayor justicia y equilibrio en las medidas fiscales que afectan a los trabajadores.
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